
El miedo no apareció con la detección del primer diagnóstico, sino que fue creciendo hasta que la situación alcanzó su peor momento en junio. La primavera llegó a un país más estable, pero el verano vuelve a generar temores.
Aunque el primer caso de covid-19 en territorio chileno apareció el 3 de marzo, hace 275 días, la amenaza ya era percibida como algo plausible el mes anterior. El 7 de febrero, de hecho, el Ministerio de Salud decretó una alerta sanitaria validada por la Contraloría.
Ese mismo día comenzaron las coordinaciones en otras reparticiones para hacer frente a lo que se pensaba que podían ser las repercusiones del virus en términos sanitarios, económicos y sociales. Se establecieron mesas público-privadas, se generaron comités de trabajo, pero nada logró anticipar la magnitud del golpe que el virus causaría en el país.