Fue para poner la piel de ave. Una jornada espectacular, de ribetes épicos vivió el "pueblo del comercio detallista" -como lo bautizó el presidente del gremio, Rafael Cumsille- durante su XVIII Congreso Nacional.
Por momentos no volaba una mosca debido a la atención puesta en los panelistas; por instantes el ruido ensordecedor se tomaba los salones del Círculo Español, reflejando la emoción de un gremio que nació para cosas grandes.
Más de 500 delegados coparon el auditorio, por el que desfilaron un ministro de Estado, la Directora del Trabajo, dos diputados, un senador de la República y decenas de jefes de servicios públicos y privados. O sea, la flor y nata de la vida nacional.